domingo, 24 de julio de 2011
Querido diario VIII - Siempre a medio camino
La luz del sol trazaba recuerdos en mi almohada. No conseguía levantarme, el triunfo no es buen cebo. Mucho tiempo sin olgazanear. Veía cómo se iluminaba, cómo poco a poco se iba llenando de color y cómo el aire le ayudaba a arrastrar pasados. Y deseé. Pero mis víctimas siguen siendo el vacío y Herman Hesse, aunque hoy buscaré alguna nueva, quizás el señorito Mann ,el señorito Orwell, o el maleducado de Bukowski. Y tengo que solventar unas deudas con Satie, pero deberá esperar unos días hasta que la mercancía sea entregada. Y no soy capaz ni de colocar dos notas en cinco compases.
Y sin embargo hacía mucho tiempo que no veía esta luz reflejada en mi almohada.
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